REFLEXOLOGIA

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La reflexología es una terapia manual complementaria que se basa en la aplicación de presión o masaje en áreas específicas, principalmente de los pies (reflexología podal), las manos o las orejas, que se denominan zonas reflejas.

¿En qué consiste y para qué sirve?

El principio fundamental de la reflexología es que estas zonas reflejas son un «microcosmos» o un mapa del cuerpo entero, y que cada punto se corresponde con un órgano, glándula o sistema corporal.

Al estimular estos puntos de presión con técnicas manuales, se busca:

  1. Promover la Relajación Profunda: Es uno de sus usos más comunes. Ayuda a reducir significativamente el estrés, la ansiedad y la tensión mental y física, favoreciendo una sensación de bienestar general.
  2. Aliviar el Dolor: Se utiliza como un método paliativo y complementario para reducir diversos tipos de dolor, como dolores de cabeza, migrañas, dolores de espalda y molestias musculares o articulares.
  3. Mejorar la Circulación: La presión y el masaje en estas zonas ayudan a activar la circulación sanguínea y linfática, lo que favorece la oxigenación de los tejidos y la eliminación de toxinas.
  4. Estimular la Autocuración y el Equilibrio: Según la teoría, al desbloquear los canales de energía y estimular los puntos reflejos, se ayuda al cuerpo a restablecer su equilibrio natural y a optimizar el funcionamiento de los órganos y sistemas internos (digestivo, respiratorio, hormonal, etc.).
  5. Mejorar la Calidad del Sueño: Al inducir un estado de relajación, es frecuentemente recomendada para personas con insomnio o dificultades para conciliar un sueño reparador.

Aunque la más conocida es la Reflexología Podal (en los pies), también se aplica la Reflexología Palmar (en las manos) y la Auriculoterapia (en las orejas), todas con el mismo objetivo de estimular las zonas reflejas correspondientes.